martes, 15 de septiembre de 2015

L´heure blueu y Mitsouko...o las bellezas icónicas de Guerlain

Debo confesar que cuando empecé con esta maniática obsesión por el mundo de los aromas, nunca pensé que mi afición me llevaría por mundos de autodescubrimiento y constante remembranza de las situaciones, momentos o escenas del pasado. Cada nota, cada aroma, cada acuerdo olfatorio, dispara los abanicos de mi corazón y de mi memoria evocado épocas vividas; hay veces que pienso que imagino todas esas experiencias que relato en mis viajes olfativos y que dudo de mi propia capacidad de recordar. Hay sensaciones que tal vez sean nuevas o inventadas o, es posible, que hayan estado guardadas bajo capas de momentos y por ende, se han ido traspapelado en los avatares del día a día guardándose bajo montañas de responsabilidades o bien, son experiencias que están por vivirse y solo me adelanto a ellas.

Guerlain pertenece a “las cuevas de Alí Baba” de la perfumería, sus boutiques o puntos de encuentro son la quintaesencia del lujo y el barroquismo elegante. Miles de pequeños y brillantes frasquitos acomodados sobre una gran lámpara de lágrimas que disparan trazos de luz tenue en la delicada atmósfera que rodea a la Maïson. Allí todo es belleza, todo es fragancia…allí todo es perfecto.

Ya he hablado sobre un Guerlain que amo, Shalimar y pronto escribiré algunas impresiones acerca de Coriolan y Habit Rouge; hoy quiero comentar acerca de dos descubrimientos maravillosos: L´heure blue y Mitsuoko.

Imagen extraída de: guerlain.com
Estas icónicas fragancias son, tal vez, dos de los perfumes sobre los que más se ha escrito y también, de los que más se ha debatido acerca de sus múltiples reformulaciones y de los acuerdos olfatorios que sustentan en la actualidad. Debo mencionar que las fórmulas que probé en  L´heure  corresponden a las que actualmente se encuentran en venta y por ende, mi juicio se basa en la belleza que sustenta hoy; en el caso de Mitsouko tuve acceso a una versión de 1992 de Eau de parfum, desconozco la estructura actual.

En esta oportunidad he decido agregar una nueva característica a mis comentarios sobre los perfumes y están orientadas a un resumen de las sensaciones que estos me han causado al momento de portarlos. Estoy claro en que esta materia corresponde a la subjetividad basada en la impresión personal, sin embargo, la idea del blog es relacionar perfumes con historias y sentimientos, por ende, a partir de hoy, será parte de la información básica que se encuentra al inicio de cada reseña.


L´ heure Blueu:

Año de lanzamiento: 1912.
Creador: Jacques Guerlain.
Estado: reformulado en múltiples oportunidades. Desconozco las adaptaciones a las que se ha visto sometida su fórmula pero encuentro lógico que un perfume de 103 años haya sido adaptado más de una vez. La versión que reseño data de 2013.
Principales notas (o a que huele en mi): salida cítrica, fría y vegetal, aldehídos suaves, rosa atalcada, iris, lila y polvo de violetas, matizados por polvo verde de vetiver. Luego vainilla balsámica, algo de benjuí y maderas picantes.
Usos: Cuando se quiera sentir especial, elegante y un tanto introvertido. Es un perfume de tarde, de épocas templadas o fríos y momentos para estar con uno mismo.
Duración y estela: en mi piel todas las versiones duraron aproximadamente seis horas. La estela del extracto y del eau de parfum son poderosas la primera hora; el eau de toilette es mucho más suave y menos longeva pero a su vez,  es más luminosa y posee sus notas más aireadas.
Sensaciones que  me provoca: soledad, melancolía y recuerdos de épocas pasadas. Ganas de estar conmigo mismo, disfrutar en silencio y pensar en la vida o en cosas que me hacen feliz.

L´heure Blueu es una creación de Jacques Guerlain que responde al concepto de la puesta sol o mejor dicho, la hora en que el sol se ha puesto y que aún no se produce la noche, durante la estación estival. Por más romántico que esto parezca, los acuerdos del perfume denotan tristeza y lejanía, con un dejo de humedad y melancolía que es imposible de negar. L´huere es introvertido y hermoso, queda en la piel como un fino polvo azul de iris con caricias suaves de vainilla, como si fuese un beso de despedida dado por alguien que nos ama.

Las primeras notas de esta fragancia se estructuran en torno a un acuerdo ligeramente cítrico con notas  de anís, aunque no es el anís juguetonamente alcohólico de Lolita Lempicka o los trazos picantes del de Mitsouko, sino más bien un punto vegetal verde cercano a la planta de hinojo que, rápidamente, son rebajados por la adición de un poderoso nardo, algo de jazmín láctico y un clavel maduro y dulzón (casi pasado), matizado por un punto picante y astringente similar al clavo de olor. En esta etapa surgen algunos puntos aldehídicos polvosos que me recuerdan a algunas facetas de Chanel nº 5 que, sin ser muy potentes, le otorgan un punto a talco o a jabón clásico (tal vez, la adición de algún compuesto químico que desconozco). Luego iris, polvo de violetas, lilas y flores húmedas que se mezclan con la profundidad de una rosa aterciopelada y antigua, con superposiciones de vetiver igual de polvoso pero con puntos verdes y vegetales; posteriormente efluvios de ámbar y adición de un azahar algo plástico y medianamente fresco.

Al final de su evolución aromática, vainilla oscura y balsámica,  algo de benjuí y maderas dulces con trazos de iris y polvo de violetas que se mantienen a lo largo de toda su estructura.

Muchas veces nuestra mente funciona relacionando cosas y dándoles valor en función a los sentimientos o emociones que despiertan en nosotros; los perfumes responden a ese nivel cognitivo. Cuando olemos accionamos nuestros sentidos y por ende, los aprendizajes, en concordancia a lo que los aromas representan para nosotros;  por ello los perfumes de nuestras madres, abuelas o algún otro ser querido hacen estallar en nuestro ideario sensaciones de bienestar y, por otro lado, la fragancia de alguien desagradable o de situaciones que han sido potencialmente nocivas, nos producen reacciones negativas. Asociamos el perfume a la situación y a la persona.

L´huere puede responder a esta experimentación ya que debo confesar que lo destapé y lo amé en ese instante, puse un par de gotas en mi muñeca y lo adore más. Es imposible no caer bajo su hechizo impresionista que me hizo recordar tiempos de infancia, ninguno en particular, solo que vestido con su aroma quise o mejor dicho, necesité pensar en épocas donde yo era más simple, hermoso e impresionable.

Esta fragancia ha sido categorizada como una obra de arte, compleja y sutil y es que,  cada vez que se huele, se descubren nuevos trazos aromáticos que se habían pasado por alto en la vez anterior.  La magnífica estructura aromática de este Guerlain ha sido catalogada como un perfume impresionista, sublime y complejo; estoy de acuerdo con ello puesto que es imposible identificar las notas por separado, ya que responde a un conjunto armónico que se superpone en relación a instancias olfativas más que a acuerdos o a momentos y, para verlo en su grandeza, hay que admirarlo desde la distancia, hacerse parte de el y ser un testigo de cómo nuestra piel lo cambia. Tuve la posibilidad de probarlo en cinco oportunidades, dos de ellas en versión eau de parfum, tres en eau de toilette y una en extracto de parfum y debo señalar que lo que pueda decir no será ni la sombra de lo que este perfume es, es cierto que puede oler un poco antiguo pero es verdad también, que su belleza inherente representa lo mejor de la estética, la fineza y el lujo de la época en la que fue concebido. Ahí radica su magia atemporal.á ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽punto a talco o javtantas, lilasfacetas de Chanel nº 5 que, sin ser muy potentes, le otorgan un punto a talco o javtan


Mitsouko:

Año de lanzamiento: 1919.
Nariz: Jacques Guerlain.
Estado: Reformulado. He tenido la posibilidad de probar Mitsuoko en eau de parfum de 1992.
Principales notas (o a que huele en mi): duraznos maduros con crema quizás debido al jazmín, anís y un punto de bergamota ácida. Luego musgo de roble, canela, ámbar y una rosa tímidamente especiada. Es posible que la versión posea alquitrán de abedul, una sustancia que ha sido desterrada de los perfumes en la actualidad, debido a que posee un punto ahumado y profundo que también he sentido en mi Shalimar que data más o menos de la misma época.
Usos: nocturnos, invernales y sofisticados. Mitsuoko no es una fragancia fácil de portar.
Duración y estela: moderada. A las cinco horas la sentía muy a ras de piel, la primera hora su proyección era poderosa.
Sensaciones que me provoca: caricias sensuales, una tarde hacia el final del verano. Voluptuosidad.


Uno de los primeros Chypre y el más antiguo del mundo aún en producción ha sido nombrado por Luca Turín como el mejor perfume jamás creado (monsiurguerlain.com) y mucho se ha hablado de el y de su historia relacionada con la literatura y el sexo; se ha dicho por ejemplo que es el aroma de la piel de una mujer, que su nombre se debe a la heroína japonesa de la novela de Claude Ferrére (La bataille) y que su denominación responde a la palabra misterio en el idioma nipón. Dejando esto atrás Mitsuoko sorprende por su belleza sutilmente animálica y su cadencia dulce, tan lejana al suave velo atalcadamente violeta de L´heure blue.

Perfumes como estos que han vivido tanta historia y han sido usados por tantos personajes ilustres que, a su vez, han construido mucha historia dentro de nuestra cultura, se configuran por si mismos como iconos olfatorios y por ende, se vuelve complejo escribir sobre ellos e intentar describirlos.  Qué más se puede decir, que no se haya dicho ya sobre Chanel nº5, Opium o Poison, hay innumerables blog y tinta digital sobre ellos y de sus construcciones aromáticas y, tal vez, estas sean más palabras sobre un perfume tan reconocido como lo es Mitsuoko, sin embargo, persigo ejemplificar mi experiencia con el, confío en que llegue a traspasar la subjetividad y se instale como una idea en el imaginario personal de lo que una fragancia es o podría parecer.

¿Qué sorprende de Mitsouko?, lo fresca y ligera que se configura en su salida. Acuerdos  herbales ligeramente anisados, un poco de durazno maduro dulce que, mezclado con la nota anterior, da la sensación de un licor fresco. Es necesario señalar que la nota frutal de la salida no se acerca a lo gourmand o por lo menos no desde la perspectiva moderna,  sino más bien a la sensación de una fruta natural, casi demasiado madura, fragante y llena de jugos que ha sido cubierta con un suave velo de crema logrado gracias al acuerdo láctico del absoluto de jazmín que rebaja la nota de “madurez” del durazno dándole un punto indólico y picante (casi animal). Luego musgo de roble, trazos de picante canela amaderada y algunas especies que decantan en vainilla y un toque de rosa antigua que suaviza delicadamente el olor a bosque profundo tan característico del musgo.


En su secado, pasadas unas dos o tres horas, el aroma se asienta en la base de un clásico Guerlain: un poco dulce-avainillado, un poco amaderado, ligeramente especiado y con trazos de flores delicadas y clásicas. Después de las cuatro o cinco horas de aplicado, mi percepción se confunde, el aroma en mi piel podría ser Shalimar o L´huere o Mahema o alguna otra belleza de esta casa.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Must de Cartier...o la elegancia consciente y discreta (Revisión fórmula actual en version pour homme y pour femme).

La casa Cartier es reconocida como uno de los máximos representantes del lujo y la calidad basada en la utilización de los mejores materiales unido a diseños de vanguardia y sofisticación. Los productos Cartier incluyen no solo joyería, rama en la que han alcanzado el nivel de arte; sino también, relojes, lentes, marroquería y perfumes.

Desde 1847 la marca es sinónimo de elegancia y buen gusto  donde cada producto se envuelve bajo capas de rojo oscuro sangre, el rojo Cartier.

En este post busco expresar las emociones e impresiones que me ha producido uno de los perfumes más emblemáticos de la casa: Must en su versión femenina y masculina.








Must de Cartier pour Femme:

Año de publicación: 1981
Perfumista: Jean Jacques Denier.
Estado: reformulado. Desconozco la versión vintage o la época de su reformulación, pero aún cuando la versión que probé me parece soberbia, intuyo que la original era mucho más amarga, áspera y metálica.
Notas (o a qué huele en mi): aldehídos y frutas dulce-ácidas, luego cilantro áspero  y un poco sucio con florales densos que decantan, hacia el final, en especies picantes y ligeramente dulces.
Usos: cuando uno quiere sentirse elegante, sofisticado y diferente al resto.
Duración y estela: media a poderosa dependiendo de la sobre aplicación. En mi piel duro 5 horas siendo muy potente la primera de ellas.

La versión sobre la que escribo estas palabras es la reformulada; puede ser que la anterior haya poseído muchos dones y una estructura olfativa que la acercan al nivel de obra de arte de la antigua perfumería y que esta, la actual versión, sea diferente, más aguada o menos especial y profunda. Construyo este post sobre la base de lo que sentí y solo lo puedo describir con una palabra: maravilloso.

Must es una fragancia elegante, sofisticada, llena de matices y de ingredientes de calidad; muchos podrían pensar que es para mujeres mayores, yo no estoy de acuerdo con eso y tampoco concuerdo que sea femenina, es tan especiadamente unisex que perfectamente podría ser vestida por un hombre.

La salida es afrutada y ligeramente aldehídica, notas de piña, mandarina, bergamota y durazno (mucho durazno de hecho), que le confieren una salida fresca y potentemente suave, sin embargo, esa sensación dura solo un par de minutos (20 aproximadamente) y luego los frutales dan paso al gálvano caracterizado por un acuerdo terroso-herbáceo, casi astringente y bastante particular, como a semillas de cilantro (coriandro) trituradas en un mortero…de hecho esta nota lo hace único. En este punto el frescor dulce de la salida se vuelve áspero, metálico, con trazos de ámbar y maderas dulces ligeramente picantes.

Pasada una hora o tal vez un poco más, la fragancia muta a un narciso suave rodeado de una rosa polvosa que le dan un aire al aroma de la mimosa y que anteceden al disparo de la nota de cuero, sustentada en la presencia mineral del olor de la raíz del lirio. En este punto la frescura inicial y la astringencia de en medio mutan en un aroma frío, dramático y un poco oscuro propio del cuero en las fragancias de época.

Me es difícil reconocer el resto de las flores, tal vez huelo jazmín oculto por ahí, pero más bien este olor se traduce en una nota indólica con ligeros trazos de orina que, perfectamente, puede tratarse de la civeta. Ya han pasado tres o cuatro horas de aplicado y el vetiver, el sándalo y el haba tonka, se perciben a ras de piel; pero el perfume sigue siendo potente.


Una fragancia compleja y única que no es una composición moderna, ¡gracias al universo!, y por eso es distinta a lo que estamos acostumbrados. Un perfume fuerte pero de estela moderada, aunque puede ser pesada con sobre aplicación, unisex y de una duración más que aceptable para las fragancias de hoy.

Nota a parte: a pesar de que en imágenes el frasco con tapón de plástico rojo Cartier puede verse un poquitín ordinario; el pomo en vivo logra capturar una elegancia y simpleza muy particular. Reconozco que mi juicio puede estar ensuciado con el hecho de que amé la fragancia desde la primera vez que la sentí y, además, al hecho innegable de estar frente a un objeto Cartier… tal vez, uno de los únicos que podría llegar a pagar.


Must  de Cartier pour Homme:

Año de lanzamiento: 2000
Perfumista: Nathalie Feisthauer
Estado: No reformulado y descontinuado aproximadamente desde 2013.  Las versiones que pueden conseguirse por ahí responden a la fórmula original.
Notas (o a qué huele en mi): bergamota y clavel con un punto de anís muy suave al inicio, luego canela, algo de vainilla y tonka que le dan una calidez dulce y suave.
Usos: cuando uno se quiera sentir elegante y sofisticado.
Duración y estela: la duración es muy larga pero la estela es solo a ras de piel. Es un perfume intimo y muy sofisticado.


Must pour homme es elegante, sofisticada y profundamente suave. Este perfume es discreto, sin estridencias o puntos intrusivos que provoquen malestar, es absolutamente único y de disfrute personal.

Es paradójico como a medida que pasan los años y vamos conociendo los aspectos de este fascinante mundo de la perfumería, nuestros gustos y apreciaciones al respecto van mutando en un reconocimiento de los elementos sutiles de este arte magnífico. Hace un par de años o, mejor dicho, hace un par de meses no me hubiese tomado la molestia de testear una botella de Must pour homme, creo que la experiencia con el pesado Santos y sudado Declaration me había predispuesto a pensar en Cartier como una marca para personas mayores y la había tachado de mis posibles experiencias, sin embargo, en la perfumería donde suelo comprar y que me hacen descuentos interesantes, observe una botella de este jugo y me bastó saber que está descontinuado y ver el precio al que me lo ofrecían para hacerme de un ejemplar.

Botella elegante, masculina y discreta, tapa rojo Cartier y un atomizador ovalado, líquido ambarino ligeramente verde y aroma muy especial.

Abre con un acuerdo cítrico, dulce y acuática que lo hacen verde y picante; luego canela y anís unidas a una suave y cálida tonka, más una vainilla ligeramente dulce y cremosa  que aparece al final de su estructura.

Un perfume con una duración bastante elevada y con un estela tan discreta que es la quinta esencia de la elegancia prudente. No está hecho para destacar o introducirse en el espacio personal de los otros, sin embargo, se mantiene en la piel de forma agradable, cálida, positiva y especial; como un recuerdo que es sólo nuestro y sólo a nosotros nos puede hacer feliz.

Hace cuatro horas que lo llevo y puedo sentirlo en mi pecho y mis muñecas…acompañándome. Me ha durado casi todo el día.


Aún cuando, me perfumo solo para mi, es la primera vez que siento que realmente este perfume lo disfruto yo y que pertenece a mi universo personal, privado, único e irrepetible.

martes, 8 de septiembre de 2015

NICHE III: Ramón Monegal ... los aromas de la memoria.

Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade   nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella.”

El perfume. Patrick Suskind.


Hace un tiempo que viendo escribiendo sobre uno de las variantes de este mundo de los aromas que ha  impactado con fuerza en los coleccionistas y amantes del todo el mundo: el niche.

La perfumería Niche se reconoce como un área especial de la perfumería caracterizada por fragancias que se alejan de la corriente comercial y por ende, poseedora de construcciones aromáticas no siempre fáciles de digerir. Se fundamentan en la elección de ingredientes de altísima calidad y que persiguen una conceptualización tras cada creación; esto los hace costosos, de escasa distribución y guardianes de la antigua tradición del lujo que detentó la industria de las fragancias hasta principios de los 90, cuando comienza su ocaso.

El Niche es ahora lo que la perfumería de diseñador fue hace 20 años atrás; pensemos en Opium de YSL con su estructura diferente y divergente, el costoso sándalo indio de Samsara de Guerlain  o  los aldehídos hirientes de Teatro alla scala de Krizia.



Podría llenar páginas y páginas sobre las múltiples razones por las que no suelo escribir sobre el Niche, sin embargo, todas decantan en un hecho fundamental: los perfumes son para mi, como lo dijo tan sabiamente Jean Paul Guerlain, la forma más intensa del recuerdo, por ende escribo sobre la influencia que ellos tienen sobre mi y sobre mis emociones; el Niche es un producto nuevo, maravilloso, lujoso e incomparable pero, por más que admire la profunda belleza de Carnal Flower, jamás reemplazará las tardes de domingo y las conversaciones con mi abuela que el oler una vieja botella de Ysatis, provocan en mi corazón.

Vamos con la tercera entrega de algunos bellos niche que he tenido la oportunidad de probar en diversas aventuras olfativas.

Ramón Monegal es un maestro perfumista español, heredero de una de las tradiciones aromáticas más importantes de su país y del mundo: la casa Myrurgia. Tras sus estudios en los talleres de la casa de su familia y después de haberse encargado de la dirección creativa de la misma, decide construir su propia firma de fragancias caracterizada por la presencia de materiales de alta calidad y de un concepto orientado a los recuerdos y sensaciones causadas por los acuerdos aromáticos.

Fragancias como “Entre naranajos”, “Kiss my name” o “Mon Cuir”, construyen acordes olfativos que están orientados en la conceptualización de ideas, basadas en sensaciones y recuerdos que se sustentan en el oficio de una tradición aprendida desde los inicios del proceso,  como la  maceración, extracción y/o producción de materias primas; hasta la creación de complejas creaciones de autor, llenas de lujo y sofisticación.

La colección de la casa se orienta en tres aspectos: “Memorias” o perfumes basados en momentos clave del creador; “Ediciones especiales” orientados a cosechas determinadas y “Bespokes” o perfumes personalizados y exclusivos para clientes exigentes y que pueden darse el lujo de costearlo.

La mansión Monegal se inauguró  en 2009 con sede en Barcelona.


Entre Naranjos:

Quien haya tenido la suerte de caminar en un campo de naranjos y la sensación de dulzura y suavidad cítrica que el aire mezcla entre ellos, ha olido “Entre Naranjos”.

Recuerdo que cuando pequeño, mi abuela poseía un jardín enorme, de ella heredé mi gusto por oler todo lo que me rodea y por ende, en su casa existían todos los aromas que la naturaleza nos puede ofrecer: plantas, hierbas, frutos, flores, hojas y ramas que se  mezclaban con el aroma de la tierra mojada en el húmedo verano del sur de Chile.

Los naranjos y los limoneros reinaban en el centro de ese voluptuoso jardín, perfumando todo a su paso. Amaba restregar mi nariz en las hojas tiernas de estos cítricos y aspirar bocanadas del aroma astringente y vegetal que se mezclaba con mi piel; la unión de esos aromas fueron mis  primeros experimentos olfativos.

Cítrico, naturaleza, ramas, hojas recién cortadas, capullos de azahar, cáscara amarga y picante de naranjas frescas, todo eso es “Entre naranjos”. La fragancia abre con un acuerdo de cítricos-florales balanceados y bellamente naturales gracias a los acuerdos de naranja, petit grain, azahar y neroli que finalizan en el reconocible dulzor de la fruta que ha alcanzado su punto de maduración y por ende, su aroma y sabor absoluto, logrado por la adición de ámbar, pachulí y la vainilla que construyen la sensación de la fruta en su estado de absoluta madurez.

Si “Eau d´orange verté” de Hérmes es la naranja ácida, astringente, fría, áspera y limpia, “Entre naranjos” es la fruta madura que explota en jugos, calor y voluptuosidad.
Su duración en mi piel: 5 horas, siendo muy potente la primera media hora.


Mon Cuir:

Una fragancia cuero se caracteriza por un acuerdo ligeramente amargo, plástico y ahumado. Este Monegal no es la excepción. Abre con una presencia  de humo, amargo y sudado (que me recordó a Cuir de Russie de Chanel, aunque en éste la nota “animal” está delicadamente trabajada), que decanta en notas cremosamente indólicas del jazmín-azahar y un punto verde y algo astringente que me hizo recordar el aroma particular del tallo fresco de estas flores; luego maderas picantes, especiadas y leñosamente dulces.

Mon Cuir es una fragancia animálica y sucia, con un dejo potentemente quemado similar al aroma que entrega el alquitrán de abedul (nota que le otorga el punto sucio a Shalimar vintage) y luego flores que rebajan esta sensación de humo (no de incienso sino de incendio), otorgándole dulzor y algo de frescor a un aroma que, de no poseer estas notas, sería muy difícil de llevar.

Me pareció más usable por un hombre, aunque esto es una mera subjetividad. Duración de 6 o 7 horas siendo potente las primeras dos.

Me gustan las fragancias cuero he tenido la posibilidad de oler (y tener en mi colección) algunos de los mejores representantes de esta familia y siempre los asocio con humo, tierra mojada, humedad, plasticidad y goma quemada;  Mon cuir no es vanguardista en este sentido, pero explora una visión de un cuero casi sexual que lo hace explosivo y atrayente.

Su estela es tan poderosa que me ha agotado (Rumba de Balenciaga posee el mismo efecto en mi cerebro) y he tenido que respirar para alejarme de el.

Duración en mi piel 8 horas, lo que es una eternidad para mi, siendo muy potente (casi demasiado), las 2 primeras.



Kiss My Name:

Un floral blanco, pesado, profundamente dulce y barroco que surge del acuerdo de jazmín, nardo y azahar que lo transforman en un aroma cremoso con un final leñoso.

Este perfume es casi un soliflor caracterizado por la presencia densa de la tuberosa o nardo y el jazmín; es lineal y a momentos un poco aburrido, sin embargo, la calidad de sus ingredientes y la naturalidad de los aceites florales, hacen que cada gota de esta fragancia valga la pena.

Nardo profundo y fragante,  crema de jazmín, un toque plástico tan propio del azahar y luego un punto de madera picante y algo ahumada es el beso que queda sobre nuestra piel al llevar Kiss my name. A momentos me recordó a Alien de Mugler, en la salida a Amarige de Givenchy y a una colonia de jazmín que olí hace mucho.

Pese a la composición de sus notas y aún cuando huele clásico, un poco antiguo y tiene la impronta de la perfumería tradicional, este aroma posee un tono relajado, alegre y aireado; no es una naif agua contemporánea sino todo lo contrario, es un peso pesado monolítico que, sin embargo, no ahoga ni abruma pues su estela dulce y láctica es una caricia delicadamente femenina.

Su duración es mediana a pesada  y su estela es enorme la primera hora u hora y media de aplicado. Mucho más femenino que unisex.


Imposible Iris:

Cuando leí el nombre de esta hermosa fragancia me imagine un acuerdo ahumado, terroso, profundo e invernal, tan típico de los aromas de esta nota; algo a medio camino entre Dior Homme y su olor de maquillaje antiguo achocolatado y el polvo ligero de Hiris de Hermes, lleno de humedad y sombra. Nada más lejos de la realidad, Impossible iris es un floral luminoso, dulce-ácido y chispeante, con una adición de frutas y un poco de jazmín cremoso que lo hacen femenino y suave.

La fragancia abre con una fuerte presencia de florales amarillos: ylang-ylang y mimosa que son matizados por un jazmín láctico y con fuerte aroma a crema de leche rebajada gracias a la dulzura acidulada de la frambuesa y la presencia melancólica del iris que, pese a estar en gran cantidad, no alcanza a quitarle luz a este floral tan primaveral. Hacia el final de su evolución la fragancia decanta en un acuerdo leñoso, seco y ligeramente frío con trazos de crema y polvo húmedo de iris.


Es simple, bello, natural, cálido y luminoso al inicio; y frío, ligeramente dramático y oscuro hacia el final…imposible no quererlo e imposible no desear salir cantando al olerlo en la piel.


Próxima entrega de perfumes niche: Andy Tauer.