lunes, 26 de octubre de 2015

"Oscar" de Oscar de la Renta y Sprit d´Oscar o cómo el flanker resulta mejor que el original.

Oscar de Oscar de la Renta.

Año de lanzamiento: 1977
Perfumista: Oscar, Jean Louis Seuzac.
Estado: Oscar original reformulado en, por lo menos, tres ocasiones.
Principales notas o qué huele en mi: Oscar, florales antiguos y densos, nardo, jazmín y hierbas de cocina con puntos de clavo y especias picantes, mirra…paradójicamente me recordó, en algunos puntos a la versión actual de Opium.
Emociones que me causa: Opresión, ahogo y pesadez. Es un bello perfume pero su estela es densa y en algunos puntos punzante. Ochenta en su máxima expresión y estética excesiva.
Usos: cuando se quiera impactar y nuestro vestuario sea extravagante y en extremo sofisticado. Es un perfume con presencia por ello se debe tratar de usarlo al aire libre.
Duración y estela: duradero en mi piel siete horas siendo muy fuerte las dos primeras.


Desde que tengo uso de razón, dos marcas han estado en mi ideario perfumado y, aún cuando las mujeres de mi familia nunca los usaron, las recuerdo presentes siempre: Paloma Picasso, del que hablaré algunos post más adelante, y Oscar de la Renta.

Chile en los ochenta y noventa era un pequeño país aislado del mundo libre y ajeno a tendencias y moda; los volantes gitanos de Saint Laurent, las hombreras masculinas de Armani o los estampados estrambóticos de Versace nos llegaban con temporadas de retraso; accedíamos a algunos atisbos de estilo y moda gracias a los programas musicales  o las teleseries mexicanas que reproducían a una Madonna Monroe contoneándose al ritmo de Vogue o a una Verónica Castro hiper maquillada con un pelo escarmenado de tres metros y joyas que combinaban con las sedas de sus elegantes vestidos. Chile consumía lo que nos llegaba de afuera con la avidezz de ﷽﷽﷽﷽﷽os llegaba de afuera con la avidenos llegaba deuillada con un pelo escarmenado de tres metros y joyas que convinaban c de las tarjetas de crédito recién estrenadas.

En esa época pensaba que los grandes perfumes eran creación exclusiva del diseñador en cuestión y que cada uno de ellos mezclaba aceites, esencias y olores para lanzar sus creaciones; admiraba la capacidad no solo para construir fórmulas olfativas sino para diseñar frascos, cajas e imágenes que constituían esos objetos que tanto llamaban mi atención.

Imagen extraída de: hispacdn.com
“Oscar” el perfume homónimo del diseñador dominicano Oscar de la Renta fue lanzado al mercado en 1977 y durante los ochentas y los primeros años de los noventa fue uno de los perfumes más populares en mi país; no había mujer elegante que no oliese a Oscar y sus efluvios de civeta y flores blancas, lo usaban las amigas de mi mamá y mi abuela y algunas mujeres más a mi alrededor. El perfume era tan popular que la casa Flaño creo una de sus colonias femeninas: “Marta” con inspiración de los acuerdos aromáticos de Oscar; recuerdo muy bien esta fragancia, pues mi mamá la usaba como perfume de diario y, según ella, era una versión diluida, ligeramente aldehídica y fresca de Oscar. A mi parecer se encontraba a mitad de camino entre Oscar de la Renta y Madame Rochas, pero yo no soy nadie para contradecir a mi madre.

Oscar es una creación de Jean Louis Seuzac, el responsable de célebres fragancias de los años dorados de la perfumería; Opium, Fahrenheit, Votre, Bel Ami, entre otros, salieron de su gusto por las notas discordantes, penetrantes y barrocas. El perfume que reseño es la versión actual que al parecer es la tercera reformulación que ha sufrido la fragancia. La primera de ellas se produciría cuando la marca fue adquirida desde Elizabeth Arden a Sanofi Beuté y la última con el traspaso hacia Interparfums, empresa que en la actualidad se encarga de su producción y distribución.

Su salida me parece verde y un tanto astringente, pero no con un dejo a sabia vegetal sino a hojas en proceso de secado, un poco picantes y con un vuelo de polvo que se mantiene de principio a fin: albahaca, cilantro un punto picante de clavo y flores de azahar son los elementos que destacan en este punto que dura un par de minutos.  En su fase media los puntos verdes dan paso a los florales pesados que se superponen uno con otro, clavel atalcado y balsámicoásam﷽﷽﷽﷽﷽﷽en esta punto. ptuosoales pesados que se superponen uno con otro, clavel, nardo indancan en esta punto. , nardo voluptuoso y jazmín indólico, sin embargo, el nardo lo devora todo y los demás florales acompañan la fragancia entregándole aspectos divergentes que enriquecen la nota, dándole dramatismo y profundidad.

Hacia el final de su estructura el aroma barroco del nardo se suaviza transformándose en un suave velo cremoso con trazos ligero de  polvo y acuerdos de resinas pesadas y dulces que le dan un aire a Opium en su fórmula de 2009; mirra, un toque de opopónaco y ámbar unidos a los efluvios de la tuberosa y un clavel picante; logran una base cálida, profunda y oriental.

Si bien es cierto la salida de este “Oscar” tiende a ser un tanto chillona y sintética que, posiblemente el original no poseía; es necesario recordar que el azahar de naranjo insufla un toque plástico (gomoso) a la creaciones que contienen esta nota aromática. No tengo conocimiento de la fórmula original, mi suposición se basa en el recuerdo sustentado en haberlo olido por los menos un centenar de veces a fines de los ochenta y los noventa, por lo mismo podría afirmar, subjetivamente, que es tan floral, oriental y picante como lo recordaba.


Esprit d´Oscar de Oscar de la Renta.

Año de lanzamiento: 2011.
Perfumista: Anne Gottlieb y Franck Voelkl.
Estado: no reformulado.
Principales notas o a qué huele en mi:  cáscara de limón, suave lavanda, polvo y humo, violetas, heliotropo e iris, haba tonka y ámbar al final.
Emociones que me provoca: belleza delicada y sofisticada; una tarde de otoño, sol tibio y tranquilidad. Elegancia discreta y delicada.
Usos: es un perfume intimista que dura mucho; ideal en días templados y con sol tímido. En un día gris puede provocar melancolía y en el verano su exceso de polvo puede cansar. Unisex.
Duración y estela: duración media, cinco horas en mi piel. Su potencia puede ser excesiva con sobre aplicaciones.

Esprit d´Oscar la belleza de un clásico con inspiración moderna, posee todos los elementos de un clásico unido a un toque contemporáneo difícil de resistir. La fragancia es un guiño no solo al de la Renta tradicional, sino también a L´heure Blue, sin embargo, no se queda en una imitación de estas tremendas fragancias, sino que busca ofrecer algo nuevo y diferente; es mucho más floral y profundamente romántico que Oscar y no posee la melancolía polvosa del Guerlain. Aún cuando su orientación aromática polvosa lo hace más cercano a L´heure Blue,  este Esprit es alegre, chispeante, positivo y actual.



La salida es cítrica ligeramente dulce,  verde y jugosa, pero no es un acuerdo de limón propio de una colonia fresca de verano, sino más bien densa, atalcada y clásica, casi como una fragancia masculina de los ochenta, con puntos verdes y algo picantes; sus acuerdos de limón de Amalfi y bergamota, recuerdan un limón maduro ligeramente mohoso gracias a la adición de polvo de iris, violeta y heliotropo que se introducen en la fragancia de principio a fin. Hacia el final de su estructura olfativa, trazos dulces y balsámicos de jazmín, un acorde ligeramente indólico de tuberosa, haba tonka, almizcle y ámbar gris, le otorgan dulzura, suavidad y un aire potentemente unisex.

¿Qué tienen en común con la fragancia original?

Muy poco, los florales de Sprit son aireados y profundamente delicados, poseen un potencial clásico pero su mezcla ha sido modernamente estructurada; es dulce sin empalagar, es floral sin ser naif, posee una carga ambarada y balsámica sin que sea pesadamente oriental y, sobre todo, es tan aterciopeladamente polvosa que pareciera estar oliendo una fragancia construida 50 años antes, cuando la perfumería no se fijaba en cosas tan prosaicas como el coste de producción.


Posee un velo al Oscar original en alguna de sus notas, tal vez, un poco a la salida y algo en el medio nos recuerdan que es la reinterpretación de una fragancia antigua, sin embargo, su  estructura la acerca mucho más a L´ huere Blue…casi como si fuese un guiño a este clásico o una oda que busque exaltar su belleza, pero no nos confundamos, no es un imitación del Guerlain, sino más bien una inspiración en sus florales violetas de belleza melancólica y atemporal.

lunes, 19 de octubre de 2015

Sisley: Eau du Soir y Eau d´Ikar...la quinta esencia del lujo discreto

No tengo una historia secreta con Eau du Soir de Sisley; nunca ha estado presente en mi ideario personal, ni tampoco lo ha usado alguna persona especial en mi vida. Me tope con esta chypre en un aeropuerto, una de esas esperas eternas para hacer transbordo de avión, cuatro horas para ser exacto; tiempo que aproveche para probar perfumes a los que no tengo acceso, tomar notas en la libretita negra que siempre llevo conmigo y así,  ayudarme a recordar las imágenes que me despiertan las fragancias. Es un buen ejercicio de la memoria y una actividad sinestésica que mantiene la mente despierta a las impresiones de los sentidos.

Lo olí, lo probé, lo encontré horrible, me lave las manos y, como eran cuatro horas de espera lo volví a probar y garabatee un par de palabras: jabón de buena factura, moho, tierra, hierba seca, flores medicinales…antiguo. En esa época no tenía el gusto por los chypres antiguos y mi nariz estaba más acostumbrada a las grandes marcas comerciales y sus olores hechos para encantar a todos; hace poco volví a probar Eau du Soir, junto con otros Sisley que iré comentando y debo decir que la historia a cambiado…



Recuerdo que cuando era niño viajaba al sur de mi país en las vacaciones de verano, del hemisferio en el que vivo la navidad se celebra en la estación estival y vamos a la playa en enero, el tema es que todos los veranos mi familia, una muy numerosa familia, tal vez demasiada para un niño que, como yo, poseía una tendencia patológica a la soledad, nos trasladábamos a un pueblo costero a pasar los días de calor. Playa, primos, juegos, duraznos maduros, helados de jugo de manzana que se comían con arena, (es parte de la tradición infantil comer en la playa alimentos con granos de arena) y eternas tardes de juegos y diversión sin fin; me gustaban esas instancias de ruido y alegría desbordada pero también recuerdo con nostalgia cuando me escapaba de todos para estar conmigo mismo, subía a la ladera de un cerro cercano y en el alto de éste  por donde se podía ver el mar en toda su extensión, me tendía sobre un prado de hierba secada al sol, miraba el mar, cerraba los ojos y el aroma salobre se mezclaba con la hierba seca, tierra, flores de manzanilla y el ocaso. Eau du Soir huele a eso…o por lo menos cuando lo volví a probar hace un par de semanas atrás mi mente recordó esos instantes preciosos.

Estos Sisley no son perfumes fáciles y no están hechos para cualquier nariz, como buen clásico de la perfumería pertenece a la época en que lo comercial (y la IFRA) no tenían cabida en la industria; los aromas representaban conceptos, historias e ideas que buscaban representar la excelencia del diseñador y de la casa que ponía su nombre en los frascos. Eau du Soir es un acuerdo floral-herbáceo, terreno y húmedo; huele como un jardín ligeramente húmedo calentado al sol de la tarde, un poco seco, un poco verde, un poco metálico y absolutamente natural.

Miles de blog en internet hablan sobre la historia de este perfume y de que su uso fue exclusivo de la condesa Isabelle d´Ornano durante una década hasta que, motivada por un amigo, decidió ponerlo a la venta. El perfume es un acto de amor de su esposo Hubert y busca recrear los aromas de su jardín de la niñez, en España; recibe el nombre de Soir (crepúsculo, tarde o el momento en el que acaba el día y empieza la noche), debido a que la flor siringa o jeringuilla expele su perfume solo al frescor nocturno del ocaso.  El concepto de Eau du Soir no es otro que el construido por el nostálgico L´huere Blue de Guerlain puesto que, ambos recrean el ocaso, ambos son nostálgicos, conceptualmente florales y guardan una historia de amor en sus componentes, sin embargo, son absolutamente diferentes o, mejor dicho, sus versiones de una misma idea no son comparables.

En este post no solo hablaré de Eau de Soir sino de su contraparte masculina la enigmática Eau de Ikar.


Eau du Soir.

Año de lanzamiento: 1990
Perfumista: Jeannine Mongine, Isabelle y Hubert  D´Ornano.
Estado: Por el uso de musgo roble lo más probable es que esté reformulado. Probé el perfume en tres oportunidades, en una de 2010 y incontables veces de otra de 2013 (poseo un pequeño decante de esta última). Y no he notado grandes diferencias, desconozco las versiones anteriores a esa fecha.
Principales notas (o a qué huele en mi): musgo de roble, húmedo pero a la vez cálido y fresco; hierbas del campo ligeramente secas y florales suaves, también un dejo de polvo de iris que le dan un tono atalcado y ligeramente antiguo.
Duración y proyección: duradero aunque su estela es moderada.
Imágenes que me provoca: el ocaso en la playa vista sobre un monte, tierra calentada al sol, aroma salobre del mar. Flores y plantas del campo.
Usos: no es un perfume de diario, como todos los clásicos, requiere de un momento especial para portarlo.

Al rociar Eau du Soir sorprende con una impresión fresca y suave de mandarina con trazos verdes de enebro y hierbas jugosas con aroma a sabia vegetal, la salida es fuerte y ligeramente amarga con puntos metálicos (casi rozando en los aldehídos) que potencian la idea del aroma del helecho y de otras plantas del campo. La salida es completamente hespéride pero, después de quince minutos, da paso a unos florales limpios y antiguos que son dominados por la presencia del iris atalcado y del clavel que, unido al jazmín, dan un punto cremoso y láctico pero muy tenue que dura solo un par de minutos antes que el musgo de roble lo inunde todo; en este punto la esencia del musgo es resaltada por puntos picantes de pimienta y los acuerdos verdes y profundo del enebro que le otorgan potente carga leñosa a la fragancia; a momentos me recordó a la madera de abeto y al aroma punzante de las piñas de algunas coníferas, sobre todo a aquellas que caen de los árboles son mojadas por la lluvia y después de día de calentarse al sol, abren sus semillas; también a las flores del cedro. Eau du Soir es un aroma peculiar que recuerda a la naturaleza, a la tierra y a la vida.

Al final de su estructura aromática, pasadas unas seis horas de aplicado, el musgo de roble con enebro e iris bajan su intensidad y comienza a aparecer un  fondo dulce y resinoso propio del ámbar con trazos de suave pachulí.


Eau d´Ikar.

Año de lanzamiento: 2011.
Perfumista:
Estado: No reformulado, la fórmula actual  es la ideada en el año de lanzamiento.
Principales notas (o a qué huele en mi): paja, hierba seca, raíz terrosa y cáscara de cítricos.
Duración y proyección: mediana, tanto su duración como su proyección dependerá de las sobreaplicaciones.
Imágenes que me provoca: tarde de verano seco, calor, tierra. Una prado de hierba secada al sol, brisa veraniega pesada y ahogante.
Usos: diurno y con días frescos.

Eau d´ Ikar es un concepto que se basa en el viaje mítico de Ícaro a través del firmamento en busca de su libertad, volando bajo los cálidos rayos del sol para escapar de la prisión del laberinto. Dédalo, padre del joven, fue encargado por Cnosos, rey de Creta, para construir el laberinto y una vez finalizada la obra fue encerrado dentro de el. Ícaro construye alas para escapar hacia la libertad y paradójicamente esta esencia no evoca, o por lo menos a mi, una sensación de escape y autonomía consciente sino todo lo contrario, ya que la sequía y tosquedad de la fragancia rememoran la contemplación y la necesidad de estar ligado íntimamente con los sentimientos más profundos. Eau d´ Ikar es un aroma introspectivo y personal; igual sensación  de soledad y bastedad me provoca Terré d´ Hérmes.

Un perfume con un dejo amargo y un poco áspero. Verde, cítrico y terroso, con una aire tosco y seco. Absolutamente diferente y para nada fresca...me recuerda en su fase media, al natre,  a una hierba amarga muy utilizada en el sur de Chile, con un dejo vegetal del tallo de dicha planta. Su salida es bastante fresca y llena de la tenacidad punzante y amarga de los aceites cítricos que se encuentran en la cáscara de dichas frutas, matizadas por un tono a hierba seca y paja. Hacia el final trazos ambarados y vetiver no son suficientes para matizar el acuerdo de hierba seca que lo hacen característico.

Es un perfume especial, lleno de matices y no para cualquier persona. En cada fase de su transmutación, se percibe la calidad de cada uno de sus ingredientes.

Recomiendo probarla y darle una oportunidad...jamás para una compra a ciegas, es demasiado áspera, verde y terrosa para no probarla antes.


Dedicado a la madre de un amigo perfumero que amaba Eau du Soir.

                                                                                                                                 Coke.

martes, 13 de octubre de 2015

Tuberosa (Nardo): el barroquismo natural o entre la estela de Fracas y Tubereuse Criminalle


De la misma forma en que recuerdo el jardín de mi abuela y sus múltiples olores convergiendo en un aroma eterno de sabia, frutas, flores y tierra húmeda; mi madre rememora el jardín de su abuela y la esquina de la casa donde estaban las varas de nardo y que, perfumaban el barrio con su aroma carnal y voluptuoso, disparando de paso, su imaginación Mi madre me cuenta que le gustaba hacer coronas de flores con ellas y que su perfume embriagante se le impregnaba en el cabello por días y se le ha quedado en el alma impregnada por los años que lleva en este mundo. Escribo este post para mi madre, mi abuela, mi bisabuela y todas esas mujeres gloriosas que aman las flores y que tienen al nardo dentro de sus predilectas.



¿Habrá otra flor cuyo olor sea más arrollador que el nardo o tuberosa?. No sé, lo que si aseguro es que su aroma narcótico lo cubre todo y es muy difícil que, cuando está en una composición aromática, no reine por sobre las demás notas florales. Si hay tuberosa, las demás flores solo acompañan; el nardo es narcótico, sexualmente adictivo, potente y jamás pasa desapercibido.

El aroma de esta flor se caracteriza por su intensidad, penetrante y su fuerte presencia indólica; los matices ligeramente lactónicos, por cierto muy difícil de reproducir químicamente, que recuerdan a otras flores blancas como el jazmín y el azahar, unido al acuerdo vegetal-verde y lechoso propio de algunas hierbas carnosas y su punto metálico del capullo verde, suelen ser un escollo que , en algunos casos, se ha logrado con maestría y excelencia.

El absoluto de tuberosa reproducido en laboratorio, que es el utilizado por la mayoría de las fragancias hoy, posee un acuerdo que destaca por la presencia verde-lechosa y acuerdos lácticos cremosos que recuerdan a la leche de coco y en cierto punto a frutas pulposas como el durazno o el melocotón; a esta mezcla olfatoria se le agrega un punto especiados similar al clavo o a la nuez moscada, para así reproducir el aroma de cada una de sus partes.

El aceite esencial de esta especie es un ingrediente caro y en la actualidad muy pocas fragancias lo siguen usando en su forma natural, sin embargo, el sustituto sintético es un buen placebo que en parte logra capturar la presencia narcótica y afrodisiaca de esta voluptuosa flor.

Algunas de las fragancias que poseen tuberosa o que,  en mi viaje olfatorio, han dejado huellas son:


Fracas de Robert Piguet:

Al hablar de tuberosa dos perfumes se vienen a mi imaginación esta y Amarige, paradógicamente ninguna de las dos se caracterizan por ser soliflores, pero sus configuraciones aromáticas giran en torno a este aroma y lo capturan con diferente maestría. Mientras Amarige es alegre y floral; Fracas es barroco, profundo y ahumado.


Fracas es una composición antigua, apretada y dramática, absolutamente carnal y voluptuosa que abre con un acorde fresco, clásico, ligeramente verde y astringente y que sirve de marco a la tuberosa que reinara de principio a fin. A momentos esta flor posee elementos de coco, algo de azahar, un aire láctico de jazmín y algo de rosa polvosa (clásica) que le da un aspecto de jabón de nueva calidad.

Hacia el final de su construcción aromática la tuberosa se ve rebajada por acordes terrosos, amaderados y ligeramente fríos: algo de cedro, sándalo y vetiver, más un punto picante similar al clavo de olor.

Fracas es un perfume potente como pocos; la versión que actualmente se puede encontrar en el mercado es una adaptación hecha en 1996 por Pierre Negrín, del clásico de Germain Cellier de 1948,  y ha servido como inspiración a un sin fin de fragancias que han buscado reproducir la profundidad y voluptuosidad que detenta.

Como dato extra Fracas es la fragancia favorita de Madonna y en su creación Truth o Dare quiso rendirle homenaje. Según algunos expertos el perfume de la “chica material” es un buen placebo para quienes amen esta nota y no puedan, o quieran, pagar lo que vale el clásico de Robert Piguet.


Tuberosa de Annick Goutal:

Nardos reales, puros y simplemente complejos. Este perfume es el único soliflor de la lista y bien podría ser el representante más fiel y real de lo que el aroma de esta flor representa.

Carnal, lechosa, cremosa, con toques de coco, un punto ligeramente verde y un final dulce y balsámico. Pese a que podría ahogar sorprende por su delicadeza y la extrema pureza de su aroma, que lo acercan a una colonia antigua y de excelente factura. Es un velo cálido, floral y suave que podría ser usado en cualquier momento o por cualquier mujer.

Desconozco si aún está en producción, tuve la posibilidad de probar esta y otras maravillas de Goutal gracias a una amiga fanática de los aromas de la casa.


Tubereuse Criminalle de Serge Lutens:

Una expresión: “WOW!” este perfume es eso en todos los sentidos. Es imposible no sentirse hechizado por su estructura aromática sublime y venenosa; la salida es ligeramente floral-frutal, el nardo, el jazmín y, algún compuesto que no reconozco, producen un acuerdo que, a momentos, recuerda a un jarabe para la toz o tal vez… a goma de mascar, puede ser al toque plástico-gomoso típico de la flor de azahar; luego nardo picante, especiado profundo y abrumador.
Nardo de principio a fin, solo que al inicio se mezcla con otros vapores para lograr un efecto: goma-medicina-licor (incluso con dejos metálicos) y luego la misma flor, pero es un aspecto narcótico y nocturno.

Tubereusa Criminalle no es inocente o delicada, esta llena de elementos que la acercan a un arma de seducción que aturde y llena la mente de vapores soporíferos; nunca he fumado Opio, pero creo que esta maravillosa Lutens busca ese efecto.

Cuando digo que esta fragancia me parece venenosa y narcótica es por que no puedo separar que su creación se debe a la inspiración de Sheldrake  en el aceite esencial favorito de Catalina de Medici, la tuberosa,  y tal vez, sus acuerdos aromáticos se orienten a recrear una poción renacentista usada por esta reina artista y asesina.

El nombre se ajusta a la perfección, pues es eso; una flor insolente, asesina y que logra controlar la mente de quien la viste.


J´adore de Christian Dior:

Femeneidad en su máxima expresión. El perfume recrea las flores blancas llevándolas a una visión contemporánea de la mujer elegante; hay nardos, jazmines, magnolias y florales blancos cremosos que son matizados con frutas acuáticas y suaves que le otorgan un matiz claro y un inicio fresco y profundamente femenino.

No tengo una historia particular con J´adore, lo usó mi madre pero es probable que, por alguna razón extraña del destino, no le haya gustado. Hace poco encontré en su closet una botella de 2008 olvidada con ¼ de frasco y lo apliqué en mi brazo; potencia arrolladora flores y frutas que decantan en una vainilla balsámica, suave con trazos de resinas y maderas cálidas.

Floral pero no pesado, fresco sin ser una agua de verano, es un perfume adaptable y elegante para cualquier situación.

En la piel de una mujer… un lujo de belleza y sensualidad.


Amarige de Givenchy:

He hablado en más de una oportunidad de esta bellísima fragancia. Nardo puro mezclado con flores, puntos frutales y fondo amaderado. Huele como debería oler una primavera cálida, de esas que se sienten casi llegando al verano, donde se usa ropa ligera, el aire se perfume y el sol alumbra amarillo y potente.

Es básicamente mimosa, nardo, gardenia y acuerdos de ciruela con durazno; denso, cálido, ultra floral y pesado, sin embargo, cálido, alegre y juvenil.

Más detalles sobre sus estructuras aromáticas están en el post: “Llegó la primavera al sur…florales llenos de luz para vestir”.


El nardo o tuberosa es una flor femenina por esencia y muy utilizada en la perfumería; la potencia de sus aceites hacen que toda fragancias que lo incluya, no pase desapercibida.