martes, 27 de septiembre de 2016

Alien...o una naturaleza extraterrestre profundamente bella.


Año de lanzamiento: 2005
Creador: Dominique Ropión.
Estado: en producción no reformulado.
Principales notas (...o a qué huele en mi): jazmín, maderas y ámbar, crema de leche y puntos verdes plásticos. Los acuerdos no están en orden se suceden unos a otros durante toda su evolución.
Duración y estela: en mi piel seis potentes horas. La estela es moderada a pesada dependiendo de la aplicación.
Usos: sin duda femenino y elegante...pero, no puedo dejar de usarlo.
Sensaciones que provoca: elegancia, distinción y misterio.



Mugler es, desde mi punto de vista, una de las marcas de perfumería que de mejor manera sabe llevar lo conceptual a los aromas; ok, ok hay cientos de marcas niche que llevan la perfumería al extremo de metáforas pero, si el mercado no hubiese conquistado al arte, el nicho no hubiese nacido; en la actualidad una creación como Opium, Shalimar o First serían impensados desde la perspectiva comercial, perfumes de “vieja”, aromas putrefactos que ,difícilmente se venderían, salvo que fuese firmado por Lutens o Malle y viniesen en botellas seriadas.

En épocas de lanzamientos anodinos basados en acuerdos de pachuli con frutas y notas gourmand; esta casa  sabe entregar, de forma magistral, aromas sofisticados y bastante alejados de la tendencia mercantiles de hoy. Después de Ángel, un monolito dulce y empalagoso de un millón de notas, Mugler ha seguido el camino de las fragancias con pocos acuerdos y resultados complejos: Womanity y Alien, son dos ejemplos de ello. He decido dejar afuera la multiplicidad de flankers, más o menos comerciales de la casa controlada por Clarins, y dedicarme a estas fragancias que, según mi concepción de la perfumería, se traducen en piedras angulares de la perfumería sintética actual.

Mucho se ha hablado de Ángel y su inspiración basada en los olores de la infancia de Thierry, y que resultan en un acuerdo confitado y casi comestible sustentando en un montón de notas que buscan recrear el aroma de una feria: manzanas confitadas, palomitas de maíz, caramelos, chocolates y helados de vainilla mezclados con olor a alquitrán, aserrines y polvo, tan típico de los lugares donde se instalaban los juegos de nuestra infancia. Dejaré Ángel de lado, pues ya he hablado de él,  y concentraré  mis esfuerzos en estas creaciones.

Alien es un perfume que busca recrear la naturaleza plástica de un Jazmín cultivado en una floresta extraterrestre; su nombre aduce a mezclas extrañas y aromas que buscan impactar más que agradar, sin embargo, la fragancia llega a nosotros como un halo elegante, sofisticado, floral, cálido, cremoso y ligeramente verde que, por más que su nombre nos dispare la imaginación, resulta clásico y profundamente bello.

La composición declarada de Alien es arrolladoramente simple: absoluto de jazmín, notas amaderadas y ámbar y su resultado es soberbiamente elegante.

Dominique Ropión está detrás de esta magnifica fragancia: Ysatis, Amarige, l'homme, Kenzo Jungle y la mítica Carnal Flower; de semejante currículum, qué se puede esperar? Magia, con todas sus letras, es la respuesta que se me viene a la mente. Las creaciones de este maestro evocan mil emociones y en si mismas, crean mundos fantásticos donde habitan personajes legendarios. Cada perfume de Ropión es un representante del arte de la perfumería; justamente por una de sus creaciones, mi amado Ysatis, que soy un habitante de esta galaxia compuesta de olores.

Alíen, que decir que no se haya dicho, un jazmín puro, blanco y algo leñoso que representa mejor, que muchos otros, la magia de esta flor que radica en la necesidad de ser cosechada al amanecer, antes que sus nacientes capullos exhalen sus efluvios aromáticos. Es tan puro y conceptual el halo aromático de este absoluto que resulta magníficamente sintético y armónicamente plástico. No huele al jazmín de la naturaleza sino más bien., a una flor creada a un espíritu a algo que desea interpretar un jazmín.

Alíen es un soliflor camaleónico pues, de la misma forma puede ser la más blanca e inocente flor dentro de un ramo de novia o tal ves, transformarse en una enigmática planta de un jardín alienígena, llena de misterio y de sopor narcótico; dependerá de la mujer que lo use pero, yo soy hombre y me encanta vestirlo.


Este perfume es jazmín, pero no es solo jazmín, es la hoja, el tallo, la semilla, la tierra, y el aire que circula entre sus flores, sumado a los crepúsculos que ha vivido la planta y las múltiples emociones que suscitan en una persona que, al ser testigo, de cada capullo abierto al tibio sol del medio día, se deja hechizar por su aroma embrujador.


Una obra de arte, potente y única, soliflor lineal con ligeros matices leñosos y trazos plásticos verdes, que la hacen simple y compleja a la vez. Huele fragante y cremoso de principio a fin.