martes, 25 de octubre de 2016

Womanity….o una femeneidad sin convencionalismos de género

Creador: Alexis Dadier
Año de lanzamiento: 2010
Estado: Creo que… en proceso de descontinuación.
Principales notas (…o a qué huele en mi): frutas maduras secadas al sol, aceite de maní salado, maderas y especias.
Sensaciones que me provoca: wow! Perfección avasalladora.
Usos: Especiales, al igual que Angel, A*men o Alien no son para vestirlos todos los días.
Duración y estela: ocho horas en mi piel poseyendo una estela monstruosa las dos primeras.





Desde niño tenía una tendencia patológica a la soledad y a la ensoñación constante; por esta razón, pasaba horas observando animales, paisajes, oliendo las plantas aromáticas del jardín de mi abuela o bien, tendido sobre el pasto viendo como el viento de la primavera mecía las hojas de árboles. Resultado mediato de tanta introversión: una tendencia a los kilos de más que me marcaban hoyuelos en las mejillas y me dejaban como el “gordito” de la clase.

Mi madre, como toda madre que se preocupa, estaba pendiente de mi alimentación y buscaba la forma más idónea de nutrirme saludablemente; no comía chocolates o galletas, al menos en su presencia, sino frutos secos y lácteos que me permitían estar sano y fuerte. Dentro de ese mundo de colaciones saludables existía un dulce que preparaba por mi mismo y consistía en abrir un higo dulce y seco por la mitad y ponerle maní (cacahuates) salados, el aroma terroso y resinoso del fruto se fundía con el perfume salado oleoso de corteza, tan propio de los semillas; Womanity me recuerda esa golosina que, de saludable no tenía nada…
 
Womanity es de esos perfumes raros, hay que olerlo una y otra vez para saber si te gusta, es tan simple, lineal y perfecto que configura una complejidad única basada en la experiencia más que en el matiz de sus notas. Este perfume, como muchos de Mugler, está rodeado de sensaciones y recuerdos, un acorde que trae a la memoria a….un trazo olfativo que recuerda que… una combinación aromática que rememora una… No importa lo que sea o de quién se trate, los perfumes Muglereanos (pues para mi son casi objeto de teoría filosófica) construyen en el usuario un acuerdo empírico de emociones y sensaciones; los amas o los odias, pero nunca te dejan indiferente y este Mugler no es la excepción.

Potentes como pocos en la actualidad el perfume es una construcción olfatoria simple basada en higo, caviar, hojas de higuera y madera del mismo fruto; resultado: un aroma dulce resinoso, robusto y salado con trazos de humo y misterio que le dan un aspecto narcótico a licor oscuro y ambarino. No sé la razón exacta, pero esta fragancia me recuerda a Poison vintage de Dior y es porque creo que tras su creación se esconde la misma idea centrada en una visión de la femeneidad sin sexo o mejor dicho sin convencionalismos de género, de la que se puede esperar cualquier cosa menos un comportamiento “políticamente correcto” o que actué conforme a códigos que encasillan lo feminino y lo masculino.

El perfume abre con trazos dulces de fruta oscura y madura, casi demasiado, matizada por trazos verdes de savia vegetal (¿la hoja de higera?), que baja considerablemente el aspecto empalagoso del higo maduro…y es que más que maduro, posee el aroma de la fruta secada al sol, con todos sus jugos, vapores y azucares concentrados. Pasado unos quince minutos de aplicado este dulzor verde va decantando en un cremoso algo láctico y profundamente oleoso, como a maní o avellanas que (es en este punto, que en mi piel toma aspectos ahumados y ligeramente inciensados), pasados unos momentos de transición, se transforman en madera robusta y cálida que al ser mezclada con trazos salados (¿el cabiar?), mutan en un final especiado, afrutado y ambarado, propio de las notas de base de los orientales opulentos.


El perfume en su evolución recorre tres formas de lo dulce: dulce-vegetal, dulce-ahumado y dulce salado leñoso especiado; el higo y su aroma concentrado está presente de principio a fin.

No esperen ni más ni menos de este magnífico perfume, en el no hay cambios bruscos o notas camufladas bajo complejos acordes, Womanity es simple y huele casi igual durante las soberbias ocho horas que alcanza a durar pero, es justamente aquí donde radica su belleza, es tan bellamente simple que es diferente a cualquier cosa que se puede oler por ahí, jamás pasaría desapercibido.

Su estela es monstruosa y su presencia, firme y avasalladora, es perfectamente unisex.



viernes, 7 de octubre de 2016

Jaïpur Pour Homme de Boucheron...o el ansia de volverme un caballero.

Año de lanzamiento: 1998.
Creador: Annick Menardo.
Estado: desconozco una posible reformulación. Lo probé alrededor del 2000 pero no recuerdo bien su evolución. La versión que poseo es de 2013 y es lo suficientemente especiado y elegante para dejarme contento.
Principales notas (...o a qué huele en mi): salida cítrica, herbal y ligeramente verde, trazos de vainilla, clavo, canela leñosa y flores polvosas; hacia el final (a las 3 horas de aplicado), maderas dulces y cálidas.
Sentimientos que provoca: elegancia, sofisticación masculina y relajo...pese a su nombre misterioso no me evoca exotismo pues su acuerdo oriental es suave y equilibradamente discreto.
Usos: no es un perfume de diario; se debe vestir cuando uno quiere distinguirse del resto. No creo que sea un perfume para usar en la noche, es discreto para eso claro, tal vez, en alguna cena formal o cita romántica.
Duración y estela: media. En mi piel dura cinco horas completas siendo potente solo la primera. Su evolución cítrica cambia a los primeros 20 minutos para instalarse luego en acuerdo formal de maderas y especies.

Gigante, magnífico, sofisticado y elegante; lleno de un acuerdo atalcado violeta que me recuerda algunos matices de L´heure bleu de Guerlain y su estela melancólica y, otras veces, su secado caliente y discreto, me evoca a Must pour homme de Cartier. Sin importar cuales sean las evocaciones que se agolpen en mi mente, perfumes como estos me hacen querer crecer e instalarme en el relajo elegante de un caballero ... como un antiguo agregado inglés del siglo XIX, que en su castillo, con un coñac en la mano, disfruta de las tibias noches de la India.


Jaïpur homme pertenece a esa gama de la perfumería que debe ser tratada con pinzas, es un aroma no convencional pero profundamente clásico a la vez, no cualquiera puede portarlo y no todos están dispuestos a enfrentarse a su aroma de otra época; hay que estar maduro para entenderlo y cuando digo esto no me refiero a viejo, sino a tener el suficiente “bagaje de vida” para saber vestirlo en el momento y lugar adecuados. Mi primera experiencia con este oriental fue alrededor del 2000, lo probé a los veinte junto con otros y por supuesto, lo encontré “rico” pero no era para mi, demasiado mayor, demasiado formal, poco dulce; en aquella época buscaba acuerdos rimbombantes, por una parte, y una tendencia hacia a lo acuático, por otra, gobernaba mi gusto por los perfumes; era el tiempo de mi placer por Ô pour homme de Lancôme y de L´eau par Kenzo, aunque también tenía unos guiños electrizantes con Le male y Joop!

Hace cinco años lo volví a probar y me impactó, pero como nacía mi tendencia hacia los vintage lo deje pasar y ahora, a los treinta y cinco, tras haberme obsesionado con el, puedo llevarlo con orgullo y soy digno de rodearme de su halo delicadamente oriental. Suele pasar, o por lo menos a mi, que me obsesiono con algunos perfumes y se manifiesta en una fijación enfermiza que me hace investigar leer y probar una y otra vez, trato de atarme y pensar en todos los argumentos lógicos para no adquirirlo pero, desde el momento que comienza la pelea, la batalla está pérdida; una vez que se me produce esa fijación con un perfume, no puedo dejarlo ir o el no pudo soltarme…

Hay obras de arte que requieren de la edad para ser entendidas y valoradas, recuerdo que cuando tenía diez y seis tuve que leer " El Quijote" en la escuela y fue una de las actividades más aburridas de toda mi vida adolescente; hace poco leí algunos capítulos y me divertí como nunca pues entendí el contexto y conecte mis experiencias con las descritas por el narrador, valore su lugar de "obra de arte universal" y  con Jaipur me pasó lo mismo.

Salida cítrica y ahumada, una bergamota fragante masculina de corte tradicional, similar a algunos acordes iniciales de Guerlain, de hecho Jaïpur me recuerda a dos grandes joyas de esta casa: Shalimar y L´heure bleu, posee el mismo potencial polvoso y fragante de otras épocas. La salida ácida dura solo un par de minutos luego las flores, con tintes de violeta, lirio y lavanda más una adición ligeramente mineral con tintes verdes toman protagonismo, tal vez sea el clavel.

Pasada una hora de su aplicación aparecen tonos de maderas picantes, ligeramente dulces y resinosamente verdes, no claras o mucho menos aireadas, sino más bien pesadas, calientes, un tanto ásperas y masculinas pero que, gracias a las notas de benjuí, tonka y un delicado pachulí, que hacen su debut en este punto,  se salvan de caer en la típica fragancia masculina leñosa de los ochenta y noventa. Esta, tal vez, sea su única faceta seca, el resto de sus acordes es dulce, polvo y especies. Mientras trato de describir esta faceta viene a mi mente otra canela prominente y delicada, la de Must pour homme de Cartier…deberé hacer la prueba para ver similitudes, pues es solo la impresión que me asalta al escribir estas notas.

A medida que va evolucionando, el aroma decanta hacia una canela fresca, para nada picante o intrusiva, con toques de clavo e  incienso fragante, las especies en Jaipur son amables y se rodean de flores con  trazos verdes,  que le otorgan un guiño hacia lo unisex.  Estos aromas están presentes hasta el final de su estructura.

La evolución se traduce en:
Primera fase, cítrica fragante y floral que dura hasta la hora de aplicado.

Segunda fase, floral-leñosa, a la hora de aplicado hasta dos o tres horas.

Fase final: especiado-leñoso, después de las tres horas de aplicado.

Es necesario señalar que los quiebres en esta fragancia se superponen de forma gradual, en todas las fases es posible encontrar elementos especiados y amaderados así como, en la parte final de su estructura, las flores se encuentran tímidamente cubiertas por su potencia oriental.

Duradero pero no monstruoso en estela. En mi piel alcanza  una duración de cuatro a cinco horas y se mantiene firme, bello y único, cuan soldado de terracota en su corte-tumba.


Lo recomiendo: si, pero solo cuando se ha avanzado harto en la vida o en el mundo de la perfumería y posees afición para dejarte sorprender por una belleza sofisticada, clásica y sutil.